Marketing Experiencial y las Apple Store Desde la experiencia hacia la marca


Desde la experiencia hacia la marca
Haber invertido la relación “transacción-consumidor” por la de “persona-transacción”, no nos ha quitado la visión de negocio sino por el contrario nos da más fuerza que nunca. Es natural que las personas se conecten primero emocionalmente antes de confiar unas en otras. La confianza es parte de lo que debe de transmitir valor hacia el producto; por eso, generar una relación emocional agrega un potente escudo protector a nuestro producto y marca. Como explica David Justo en su artículo en la revista digital Hoyreka: “Dado que el cliente recordará una y otra vez la experiencia, también recordará el producto, el servicio o el lugar que le ofreció esa vivencia tan positiva. Los impactos sensoriales son más perdurables en la memoria que los anuncios tradicionales.” Este impacto, que llega a través de los sentidos, facilitado por una marca a la cual se graban estas emociones positivas genera una relación “persona-marca-sentimiento”. El marketing experiencial cobra cada vez más relevancia como parte de la estrategia marketing. Mientras más virtual se vuelve el marketing, más realidad es requerida. Esa es la ley de la compensación. Las personas desean tener contacto real con quienes han estado teniendo relaciones virtuales de forma continua. Aquí es donde entra el marketing experiencial. La involucración de los sentidos es parte de la conexión emocional con la marca. ¿Se puede generar emoción a distancia? La respuesta es: sí. ¿Podemos mantener sólo una relación virtual eternamente con nuestros consumidores? La respuesta es: no.

“El contacto real dentro de un mundo cada vez más virtual es como el oxígeno para nuestros cuerpos. No podemos vivir sin ello.”


Las tiendas de experiencia: Las Apple Store
Una marca que aplicó esto de manera genial fue Apple. La creación de las Apple Store no respondió a un capricho de fin de semana de su fundador. Steve Jobs comprendió que puede hacerse muchas cosas a distancia, pero siempre las personas requerirán utilizar sus sentidos: tocar, oler, oír, escuchar y hablar.  Hacer sentir es lograr que las personas utilicen sus sentidos, es permitir que tengan contacto con su realidad. Las Apple Store cumplen ese rol de cercanía, que para otras marcas tecnológicas parecen lugares banales e innecesarias inversiones parecidas a parques de diversiones. Conexión emocional implica conectar con los sentidos, y Apple, a pesar de estar en un mundo tecnológico, entendió esto moviéndose con éxito hacia la generación de experiencias.
En el año 2010 ya había más de 300 tiendas que permitían a sus fanáticos tener unos minutos de contacto con la marca y estar literalmente dentro de ella. ¿Parece superfluo? Todo lo contrario. El contacto real dentro de un mundo cada vez más virtual es como el oxígeno para nuestros cuerpos. No podemos vivir sin ello. Nuestros sentidos son nuestra puerta de ingreso al entorno, y sin ellos no generamos emociones. Una emoción es una reacción positiva o negativa al entorno y necesitamos ese contacto tanto como el oxígeno, el agua o los alimentos.

“Colocar la tienda insignia de Apple en plena quinta avenida de Nueva York fue como colocar la bandera en la colina del enemigo después de una larga batalla.”


El 15 de mayo del 2001, Steve Jobs cursó una invitación especial a un selecto grupo de periodistas invitándolos a la presentación de la primera tienda Apple. La Apple Store se inauguró en “Tyson Corner Center” en Virginia, Estados Unidos, y según algunos comentarios del momento, no habría nada excepcional en la forma en que Apple vendía sus productos tecnológicos. Otros críticos comentaron que la corporación, que era una productora, no debía de entrar en el negocio del retail y competir con sus distribuidores. Pocos se dieron cuenta que lo que estaba cambiando en ese momento no era la forma de vender tecnología sino la forma en que la tecnología hacía sentir la experiencia, impactaba en las sensaciones y generaba emociones.

Un hito adicional en el marketing de experiencias fue unir dos iconos al mismo tiempo e incorporar a “la gran manzana” a la otra llamada “gran manzana”.  Es conocido que Nueva York recibió el título de “the big Apple”, allá por los años veinte, en el apogeo del jazz donde los músicos denominaban así a las grandes ciudades. Por eso, el colocar la tienda insignia de Apple en plena quinta avenida de Nueva York fue como colocar la bandera en la colina del enemigo después de una larga batalla. En simbología marketing es gritar: ¡La victoria es nuestra!



Lo que hubiera podido ser una fría tecnología de venta de computadoras y teléfonos cobró calidez y concluyó, en un exitoso camino, con un marketing de experiencias finamente estructurado. En lugar de un rígido diseño de laboratorio robótico, terminó pareciéndose a un castillo de Disney, donde el ensueño y la fantasía se convirtieron en realidad. Por eso la tienda Apple no se pueda llamar “tienda”; yo lo llamaría Centro de Experiencias Apple: “Ven e ingresa dentro de tu marca.” La genialidad de Jobs no sólo fue crear un lugar especial sino de hacerle creer a sus competidores que era una tienda en lugar de un centro de contacto sensorial con sus consumidores y shoppers. Otra gran genialidad de Jobs, que otras marcas sólo se dieron cuenta y pudieron copiar muchas décadas después.

Aquí les alcanzo también algunos links a mis videos sobre este tema:


El Círculo Dorado de la Excelencia en Experiencia Cliente

Excelencia en Servicio al Cliente: La importancia del Nombre

Como vender más controlando el tunel de conversion del shopper - Anuor Aguilar

Marketing Experiencial: ¿Cómo comunicar nuestra marca en los tiempos de las redes sociales?

¿Cómo hacer una Planificación Estratégica Exitosa en 5 etapas?

Cómo Ganarle a la Competencia sin bajar los Precios - El Factor del Valor Diferencias

Puedes escribirme a mi correo: anuoraguilar@gmail.com

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