Marketing Experiencial y ese efecto wow que deseamos generar


No hay nada más difícil que entretener al público.
Cuarenta años antes del éxito de Starbucks, una persona nacida en Louisville, Kentucky con el nombre de Cassius Clay, ya había entendido el mismo principio de colocar a las personas antes que el mismo producto, las transacciones o el servicio.  Esta persona fue conocida posteriormente como Muhammad Ali, uno de los mayores referentes del boxeo mundial. Él se refería a esta disciplina como algo más allá del mismo deporte. Él decía: “No hay nada tan difícil como entretener al público.” Él sabía que su producto era el boxeo, y que debería de hacerlo muy bien, pero además comprendía que el centro de su valor estaba en la generación de experiencias en las personas alrededor de su producto. Esta concentración en sus seguidores, en entretenerlos, hacerlos sentir bien, es lo que logró convertirlo en alguien especial para todos sus fanáticos. Ambas marcas, Starbucks y Muhammad Ali, habían comprendido el secreto: “Tú existes, tú eres especial, tú me interesas”. En los negocios la conexión emocional con las personas es lo prioritario y como consecuencia inevitable llegan las transacciones y la rentabilidad. La conexión sentimental es la que lleva a convertir clientes en fanáticos de nuestra marca.

“No hay nada tan difícil como entretener al público.”
Muhammad Ali


Muhammad Ali entrenaba por horas para ser un excelente boxeador, pero se preparaba por días mentalmente para ofrecer al mismo tiempo un gran espectáculo. Una de sus frases preferidas era: “Odia cada minuto de entrenamiento, pero “no te rindas”. Sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón’”. Muhammad Ali es un ejemplo de lo que se alcanza con disciplina, constancia y convicción. Este enfoque en la persona, más que en el producto (boxeo) o el dinero que cobraba (transacción), es lo que le permitió crear una legión de fanáticos seguidores que se mantuvieron fieles él, hasta muchas décadas después, e inclusive lo siguen nombrando hoy como referente muchos años después de su muerte. Un fanático siempre estará a tu lado, en toda situación, por siempre. 

Ese efecto “¡wow!” que buscamos generar.
En el mismo sentido, mientras más sorprendente sea la experiencia, mayor capacidad de generar una emoción profunda tendrá. El marketing experiencial busca rescatar ese poder del milagro de la sorpresa y del impacto emocional en cada acción que realiza. Como comentaba el hipnoterapeuta Milton Erickson: “A partir de la sorpresa, durante algún tiempo, mantendremos nuestros ojos y oídos bien abiertos y dispuestos a captar cualquier información novedosa: estaremos temporalmente aquí y ahora.” Pero, ¿cómo sorprendemos a las personas hoy? ¿Es posible aún sorprender a alguien con toda la información que tienen a su disposición? 

“Nada grande es tan inmenso como un pequeño detalle en el momento cuando no es esperado.”


Lo que sorprende a las personas no son las grandes cosas, sino aquellos detalles que hacen grandes diferencias.  Al hacer que las personas hagan las cosas, que se involucren activamente en la experiencia es posible que generemos ese efecto sorpresa que logra un ramo de flores en una fecha “no especial”, aquella carta de amor “inesperada” o un regalo “hecho a mano” por quien lo entrega. A las personas nos interesa sentirnos reconocidos, amados, especiales y que nos hagan sentir que existimos y esto se puede conseguir a través de experiencias sorpresivas conducidas por las marcas. Como comenta Rayko Lorenzo en su artículo sobre el tema: “Si el “Efecto Wow” está bien orquestado será capaz de crear momentos sorpresivos inhibidos en sus procesos publicitarios que arrojen experiencias recordables.”  Pequeños detalles hacen grandes diferencias. Nada grande es tan inmenso como un pequeño detalle en el momento cuando no es esperado.
Para lograr este fin, continúa Lorenzo, deberán cumplir algunas de estas características:
a) Misterio: las acciones podrán tener una parte de “suspense” que invite al consumidor potencial a seguir descubriendo su desenlace. El misterio despierta el interés del público.
b) Creatividad: salir de lo cotidiano, inculcar valores de originalidad a la estrategia en cuestión. Esto se puede conseguir no sólo con un producto diferente, sino jugando con el entorno, la manera de exponerlo, el packaging, etc.
c) Emotividad: lo emotivo vende; si recurrimos a la emotividad deberemos vestir la situación con elementos humanos que ayuden a generar sentimiento.
d) Humor: está comprobado que las situaciones que generan sonrisa son más recordables y comentadas. El “Efecto Wow” con pinceladas de humor puede ser una buena herramienta para generar bienestar en el público objetivo.
e) Sorpresa: indispensable esta característica, ya que se podría decir que es la que otorga nombre al efecto. Toda acción que genere sorpresa es más viral, además, al tratarse de algo fuera de lo común, implicará un mayor recuerdo cognitivo.”

Aquí les alcanzo también algunos links a mis videos sobre este tema:


El Círculo Dorado de la Excelencia en Experiencia Cliente

Excelencia en Servicio al Cliente: La importancia del Nombre

Como vender más controlando el tunel de conversion del shopper - Anuor Aguilar

Marketing Experiencial: ¿Cómo comunicar nuestra marca en los tiempos de las redes sociales?

¿Cómo hacer una Planificación Estratégica Exitosa en 5 etapas?

Cómo Ganarle a la Competencia sin bajar los Precios - El Factor del Valor Diferencias

Puedes escribirme a mi correo: anuoraguilar@gmail.com

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