Marketing Experiencial y la masificación del individuo


“Trabajemos para ser una compañía que
la sociedad quiera que exista.”
 Soichiro Honda

El “consumidor” era masivo por lo que nuestro producto debía llegar a todos lados por cualquier medio. Fueron tiempos donde veíamos en la pantalla lo que estaba disponible para todos. Masificaron nuestro cerebro y con un mismo empaque y una misma botella, todos éramos felices. Deseábamos todo por igual, y aún más si aparecía en el comercial de las siete de la noche en la pantalla de nuestro televisor.
La receta de producto-masivo y comunicación-masiva funcionó bien y los publicistas no dudaron en crear el material publicitario y empujarlo a través de las pantallas. Nadie tenía opción para negar un mensaje que era omnipresente, intenso y único. Era la época dorada de la televisión abierta donde una familia, un televisor y ningún distractor convencían que las bebidas de color negro eran las mejores, los pollos en aceite eran deliciosos y fumar cigarrillos te hacían ver como James Bond. Al parecer todos estaban contentos: marcas, consumidores, empresas y comercializadores. Finalmente, y visto en perspectiva, nos damos cuenta que el consumidor era un rey “artificial” que reinaba, pero no gobernaba.

“En esa “bella época” del reinado de la
televisión, fuimos menos “nosotros” y
 jugamos a ser más “ellos”.”


¿Qué pasó con el intercambio de nuestras experiencias personales? Simplemente pasaron a un segundo plano, donde más importaba lo que le ocurría a la modelo, actriz o reina de belleza, que lo que nos sucedía a nosotros en la calle. En esa “bella época” del reinado de la televisión, fuimos menos “nosotros” y jugamos a ser más “ellos”. Sin darnos cuenta nos convertimos en víctimas de la masificación del individuo, en esa “cosa artificial” llamada “consumidor”. Creímos inocentemente que el hombre había llegado a la luna y que el malo de la película tenía acento ruso, de la misma manera que ahora nos hacen pensar que alguien con barba y acento árabe es potencialmente un terrorista.  Creímos todo, desde que fumar nos daba estilo y personalidad, hasta que las bebidas negras carbonatadas no engordaban, sino que daban felicidad y alegría.  Cántale a la felicidad no importando que estés tomando diez cucharadas de azúcar en cada vaso “refrescante”.
Pero no nos sintamos culpables con esa infantil visión del mundo que nos llegó a través de nuestras pantallas de televisión. Ese era nuestro entorno, o por lo menos creíamos que existía y era bueno para nosotros. Debido a este medio controlado, las marcas se volvieron soberbias, engrandecidas por su capacidad de influir en nuestras mentes y de pintarnos un panorama de conocimiento a través de modelos externos. Habían creado ese monstruo llamado “consumidor” y gozaban quitándole su esencia de persona y ser individual.  Parecían decirnos: “Lo que ellos sienten, será tu propia experiencia. Siéntete bien cuando aquella joven es elegida reina de belleza. Sé feliz porque la princesa de Mónaco se casó. Mira como ese actor de cine fue premiado con el Oscar y sonríe muy alegre. Él es feliz y tú también debes de serlo.”  Ellos vivían y tú “experimentabas la emoción”.



Aquí les alcanzo también algunos links a mis videos sobre este tema:


El Círculo Dorado de la Excelencia en Experiencia Cliente

Excelencia en Servicio al Cliente: La importancia del Nombre

Como vender más controlando el tunel de conversion del shopper - Anuor Aguilar

Marketing Experiencial: ¿Cómo comunicar nuestra marca en los tiempos de las redes sociales?

¿Cómo hacer una Planificación Estratégica Exitosa en 5 etapas?

Cómo Ganarle a la Competencia sin bajar los Precios - El Factor del Valor Diferencias

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Qué es una promoción autoliquidable?

¿Qué es Core Competency o Competencia Clave?

Las 7 Dimensiones de la Planificación Estratégica de las empresas altamente eficientes