La riqueza del emprendedor: el monje que daba misa por ir al cielo.
Lo que motiva a un emprendedor es la idea de la
innovación y no el hecho de ganar dinero. El emprendedor que trabaja por
riquezas fracasará como el monje que atiende a la misa sólo por ir al cielo. La
motivación de ambos no es la recepción del beneficio sino el hecho de estar convencido
del camino.
El emprendedor que cree en su idea innovadora es
posible que acepte sacrificios económicos y familiares por la convicción y
pasión que le pone a su actividad. El emprendedor es austero en su
comportamiento, frugal en su demostraciones y conocedor del valor del centavo.
"La
austeridad es consecuencia, o bien de tempestades, o bien de vientos muy
favorables."
(Xavi Macgowan)
"Quien sigue con obsesión al señor dinero
termina irremediablemente siendo súbdito del él." El emprendedor aunque
tenga dinero, siempre se comportará como en pobreza." Si tiene dinero
estará bien pero si no lo tiene no será inconveniente para seguir luchando por
su idea. Si hay riqueza será como la
bella dama que no tiene la culpa de ser bella y sólo desea ser buena. Si el
monje llega al cielo será por su comportamiento y fe, no sólo por haber hecho
la misa. El buen emprendedor sabe la diferencia entre el "Valor Real de la
Creación" y el "Valor Artificial de la Moneda."
CUENTO Y MORALEJA:
Cuentan que un rey, muy rico de la India, tenía fama
de ser indiferente a las riquezas materiales y hombre de profunda religiosidad,
cosa un tanto inusual para un personaje de su categoría.
Ante esta situación y movido por la curiosidad, un
súbdito quiso averiguar el secreto del soberano para no dejarse deslumbrar por
el oro, las joyas y los lujos excesivos que caracterizaban a la nobleza de su
tiempo.
Inmediatamente después de los saludos que la
etiqueta y cortesía exigen, el hombre preguntó: Majestad, ¿cuál es su secreto
para cultivar la vida espiritual en medio de tanta riqueza?
El rey le dijo: “Te lo revelaré, si recorres mi
palacio para comprender la magnitud de mi riqueza. Pero debes de llevar una vela
encendida en el recorrido.
- No hay problema. Es muy fácil - respondió el joven
emocionado.
- Una cosa más...- agregó el rey. - Si se te apaga,
te decapitaré”.
Al término del paseo, el rey le preguntó: “¿Qué
piensas de mis riquezas?”
La persona respondió: “No vi nada. Sólo me preocupé
de que la llama no se apagara”.
El rey le dijo: “Ese es mi secreto. Estoy tan
ocupado tratando de avivar mi llama interior, que no me interesan las riquezas
de fuera”
MORALEJA: El dinero llega como consecuencia de un
buen trabajo pero nunca será la esencia del buen emprendedor. Quién hace
empresa en busca de dinero sigue el canto de las sirenas hasta que su nave
encalla y se hunde.
La riqueza del emprendedor siempre será su empresa y
nunca el dinero que ella genere. La mística empresarial es responsabilidad única
del emprendedor. Transmitir correctamente estos valores a su equipo será
habilidad única del emprendedor. Debe de comunicar intensamente, expresarse
bien y hacerse entender para crear una cultura única dentro de su empresa.
"La
empresa es empresa hasta que se convierte en organización. Una empresa es
organización cuando pierde el espíritu empresario."
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