Todo cambia excepto el cambio
“Todo cambia excepto el cambio.”
Las olas son constancia y cambio. Las olas se
forman como consecuencia de la fricción del viento sobre la superficie del
agua. Son impredecibles, toman formas y tamaños diversos y son impredecibles. El
tablista se sube en la ola y goza sobre ella. La ola no es la que se sube en el
tablista. Quien guía lo que va a pasar es quien goza con el cambio. Gozar con
el cambio es tener la posibilidad de aprovecharlo.
El cambio es la constante en nuestro entorno. Al
igual que en las olas, los que resisten se ahogan en el nuevo ambiente. No
importa que cambie, lo que importa es quien está dispuesto a jugarse la vida
por el cambio. La cresta de la ola es la posición del éxito. Quien goza con el
cambio es el quien “surfea”, goza y aprovecha las oportunidades que le
proporciona. Quien se resiste terminará ahogado o si tiene suerte varado en la
orilla del pasado.
En el año 2000 se estrenó la película “La tormenta
perfecta” del director de cine Sebastian Jünger que fue una adaptación del libro
de Wolfgang Petersen. La narración sucede en medio de una terrible anomalía
climática al juntarse dos gigantescas tormentas: el Andrea Gail y Gloucester,
una de origen frio y otra de origen caliente. Esto desencadenó: la tormenta perfecta.
Nuestra realidad está llena de cambios que pueden
ser breves brisas imperceptibles o cambios violentos que en pocos días
convierten lo moderno en obsoleto.
Quien gestiona el cambio, aprovecha el cambio.
Quien no gestiona el cambio es modificado por el cambio. Quien no se modifica con
el cambio es destruido por el cambio. En un mundo cambiante quien no lidera el
cambio es simplemente cambiado. Resistirse al cambio es resistirse a la
naturaleza intrínseca del universo.
Todo cambia. Comprende y acepta el cambio. Anticípate y aprovecha el
cambio. Lo grande puede convertirse en pequeño. Lo difícil puede convertirse en
fácil. Lo cerrado puede ser ahora abierto. Las puertas antes infranqueables
pueden ser corredores amigables. Pocos pueden ser lugares. Quien visualiza y
anticipa tiene doble ventaja. Quien no anticipa tiene ninguna ventaja.
En el siglo XVIII a.c. los celtas
tenían una especie de juegos olímpicos llamados Tailteann. Había una disciplina
que era un salto de altura que consistía en pasar sobre un muro de piedras de
poco más de un metro de altura. La primera marca registrada de salto alto fue
la del británico Adan Wilson con 1.57 m. en el año 1812. Luego el americano
Mike Sweeney sobrepasó los 1.97 m. y en 1940 el record del mundo era ya de 2.10
m. Luego se mejoró la forma del salto con la técnica de “Fosbury Flop” y el actual
record es de 2.45 m.
El ejecutivo al igual que el deportista
profesional siempre será novato en el siguiente nivel. Cada etapa exige más
competencia y siempre es superable. Uno es competente hasta que alcanza su
nivel de incompetencia. Lo fácil será difícil al momento de no saber hacer. Al
igual que sucedió con la técnica “Fosbury Flop”, el saber hacer crea el
siguiente nivel de eficiencia.
La persona es cambio. La persona deja
de cambiar como individuo cuando muere. El entorno también es cambio. Todo
cambia. Todo está en constante transformación. Al igual que en los juegos de
video, van aumentando su capacidad de retar a los jugadores. Cada nivel es más
difícil. Los retos evolucionan. El reto anterior siempre será más fácil que el
reto posterior. Siempre difícil, nunca imposible.
No hay recetas mágicas para resultados definitivos. La expectativa es
parte de la solución. Nadie tiene el periódico de mañana. Todos tienen el periódico de ayer.
Lo imprevisible es la constante. Lo previsible es lo inusual.
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