Objetivos Claros
“No hay viento favorable para el que no sabe dónde va.”
Un objetivo claro es necesario para guiar a un
equipo. Un equipo bien entrenado sin objetivo no va ningún lugar tanto como un equipo con
objetivo pero sin entrenamiento. Mientras más clara sea la meta, más fuerza se
logrará impregnar a la dirección deseada.
Una única meta, un sólo enemigo o un único propósito hace germinar la
necesidad interna. El equipo siente por sí mismo la necesidad de acelerar, de
ir en busca de ese objetivo. La doctrina y la mística aportan su parte. La
motivación interna vive al saber a dónde ir.
La tercera ley de Newton asegura que si un cuerpo
ejerce una fuerza sobre otro, entonces el segundo objeto responde automáticamente
ejerciendo una fuerza idéntica en magnitud pero opuesta a la primera. Bajo esta
misma ley un barco avanza al aplicar el viento de forma opuesta en sus velas y
logra deslizarse sobre el mar.
Un equipo responde a los estímulos externos de la misma manera. Al estar
entrenado utiliza esta fuerza a su favor y crece. Si está débil las fuerzas
externas pueden destruirlo. Si no hay objetivo, no hay dirección. El equipo
queda a merced de lo externo.
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