La Frecuencia y la Longitud es la receta del éxito: La Teoría de las 10,000 horas
Mozart, Einstein son la prueba de que la genialidad demostrando que, además de tener una habilidad sobresaliente natural, el aprendizaje y mucha practica siempre son necesarios.
Hay algunos casos representativos de este enfoque. Por un lado, se menciona en la biografía de Mozart que tocó el clavicordio unas 20.000 horas antes de cumplir los 10 años y poder sobresalir entre los otros músicos.
Por el lado de los escritores, se dice que Hemingway a aquellos que querían aprender a escribir, les decía: "toma 1 millón de palabras de porquería para poder comenzar a escribir algo decente.” Y finalmente está el caso de los Beatles llegaron a ser quienes fueron por culpa de sus numerosos viajes a pueblos medianos donde tenían que tocar por más de 8 horas sin parar.
El esfuerzo, la tenacidad, el entrenamiento toman la delantera. La genialidad es una larga paciencia que llega después de ese gran esfuerzo.
Uno de los estudios más famosos al respecto es el que llevó a cabo a principios de 1990 el psicólogo K. Anders Ericsson y dos de sus colegas en la elitista Academia de Música de Berlín. El patrón era idéntico. Los pianistas más sobresalientes siempre habían sumado al menos 10.000 horas de prácticas en toda su vida.
Hay innumerables ejemplos de personas que han destacado por encima de los demás en todo tipo de disciplinas y que han invertido con seguridad más de 10.000 horas de trabajo para dominarlas.
AQUÍ EL VIDEO DE SOBRE: La Frecuencia y la Longitud es la receta del éxito: La Teoría de las 10,000 horas
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Hay algunos casos representativos de este enfoque. Por un lado, se menciona en la biografía de Mozart que tocó el clavicordio unas 20.000 horas antes de cumplir los 10 años y poder sobresalir entre los otros músicos.
Por el lado de los escritores, se dice que Hemingway a aquellos que querían aprender a escribir, les decía: "toma 1 millón de palabras de porquería para poder comenzar a escribir algo decente.” Y finalmente está el caso de los Beatles llegaron a ser quienes fueron por culpa de sus numerosos viajes a pueblos medianos donde tenían que tocar por más de 8 horas sin parar.
El esfuerzo, la tenacidad, el entrenamiento toman la delantera. La genialidad es una larga paciencia que llega después de ese gran esfuerzo.
Uno de los estudios más famosos al respecto es el que llevó a cabo a principios de 1990 el psicólogo K. Anders Ericsson y dos de sus colegas en la elitista Academia de Música de Berlín. El patrón era idéntico. Los pianistas más sobresalientes siempre habían sumado al menos 10.000 horas de prácticas en toda su vida.
Hay innumerables ejemplos de personas que han destacado por encima de los demás en todo tipo de disciplinas y que han invertido con seguridad más de 10.000 horas de trabajo para dominarlas.
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