INNOVACIÓN: La Paradoja de la Velocidad Relativa y la necesidad de entender el Cambio

La clave en el entendimiento de la paradoja de la innovación está en esas dos últimas palabras: velocidad relativa.

INNOVACIÓN La Paradoja de la Velocidad Relativa y la necesidad de entender el Cambio
INNOVACIÓN La Paradoja de la Velocidad Relativa y la necesidad de entender el Cambio
Cuando le preguntamos a un adulto mayor si es que hay cambios en el mundo, este nos dirá: “todo cambia tan rápido que ya no comprendo lo que pasa”. Cuando le preguntamos lo mismo a una persona de edad media, esta responderá: “efectivamente, todo está cambiando y se requiere un esfuerzo adicional para estar al día.” Sin embargo, cuando le preguntamos a un niño; esté se asombrará de la pregunta y nos dirá: “Yo no veo ningún cambio. ¿Por qué lo preguntas?”

Aquí viene el efecto del tren y la velocidad relativa. Cuando uno viaja dentro del tren a la misma velocidad, todo parece inmóvil dentro del vagón. Sin embargo, para alguien que está fuera del tren, parado al costado del riel, la locomotora pasa a cientos de kilómetros por hora. Todo es cuestión de perspectiva, punto de vista y velocidad relativa. Comportamiento de los adolescentes en un mundo interconectado: “Ellos no tratan de analizar qué tan diferentes son las cosas debido a la tecnología; ellos simplemente tratan de relacionarse en un mundo público donde la tecnología ya es un bien dado.” El movimiento es la constante. La pregunta no es si algo está cambiando, sino hacia donde cambia y a qué velocidad. Adelantarse al cambio es ventaja. No adelantarse al cambio es desventaja. No cambiar es perecer. Todo cambia.

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Un nano segundo es la millonésima parte de un segundo; es lo que tarda la luz en recorrer aproximadamente treinta centímetros y es lo que tarda un ciclo de reloj de un procesador de 1 GHz. Este tiempo es tan pequeño que es incomprensible en la vida diaria y hubiese sido impensable en la edad media. Todo cambia excepto el mismo cambio y la velocidad aumenta según la perspectiva en donde nos encontremos. Estamos en una sociedad donde vemos más lejos, observamos más pequeño y nos movemos más rápido. Debemos de ser quien cambia las cosas; debemos de convertirnos en un agente mutágeno. Ser un disruptor no es como tu reaccionas a los cambios sino como el entorno reacciona tus cambios. Cuando vamos a 100 kilómetros por hora, todo lo que vaya debajo de esa velocidad será más lento. Todo lo que vaya por encima de 100 será más rápido. Si vamos en la vida más lento que los cambios, todo nos parecerá que cambia velozmente. Si somos los que promovemos los cambios es posible que hasta nos parezca todo muy lento, y que no hay cambios suficientes. Es en el tren del cambio en el cual no sólo debemos de estar sino además de ser la locomotora y catalizador del movimiento y dirección. Todo es cuestión de perspectiva, punto de vista y velocidad relativa. En nuestras organizaciones debemos de asegurar, el incorporar a más agentes mutágenos que nos cambien y aceleren por dentro. Sin estos cambios no están en nuestra genética organizacional, no sólo permaneceremos iguales sino que pereceremos igual que todos los que no tengan la capacidad de mutar. Aquí reside el secreto y el valor del mutágenus. Un cambio es una oportunidad o una amenaza dependiendo del enfoque que le otorgues.

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