KAMS: De contar chistes a crear historias con valor.-
Años atrás sacaron a todos los vendedores que
contaban chistes porque tenían esa habilidad como única herramienta de venta. La
sentencia de ejecución decía: “¡Ha llegado la hora de los KAMS!” Para los
que salíamos recién de la universidad y entrabamos a trabajar, era algo
parecido a la llegada de Terminator en la película de Arnold Schwarzenegger junto con la llegada del siglo
XXI: “la era de las máquinas ha comenzado.” Eso parecía algo normal y que debía
de llegar tarde o temprano.
¿Qué pasó después?
Fueron despedidos esos vendedores cargados de carisma, con buenas historias, alegres; y poco
a poco fueron reemplazados por profesionales numéricos recién salidos de
carreras de ingeniería, administración o finanzas. Yo fui una de esas máquinas entrantes,
nada menos que de economía de la Universidad del Pacífico, y que era contratado
por la renovada área comercial de la multinacional Nestlé. Yo era un prototipo
numérico del siglo XXI, ensamblado entre clases de estadística, cálculo y
econometría, y que veía como una secuencia natural darwiniana la desaparición
de los “contadores de chistes.”
¿Qué es la venta
relacional? Más allá de la definición técnica prefiero entender la semántica. La
venta relacional significa conexión emocional entre las personas o empresas que
además de hacer negocios entre ellos también se llevan bien, y se tienen confianza
mutua. Es la personalización, la empatía
mutua y la satisfacción más allá del número (sin dejar de ser este importante).
También la venta
relacional es el beneficio comercial mutuo, con confianza entre vendedor y
cliente. Es esa relación donde, más allá de un simple número, existe la
confianza de construir juntos un negocio en común. Está mucho más alineada con
la trillada frase del “win-win” que con la de “todo es una hoja Excel en
nuestra relación”.
Así es que la
ley del péndulo nuevamente no fue la mejor. Las relaciones comerciales nunca dejan de ser
humanas por más numéricas que se vuelvan; y los humanos no dejan de ser
emocionales por más racionales que digan ser.
Los contadores
de chistes no estaban errados pero si incompletos; y los religiosos numéricos
también estaban en lo correcto pero le faltaba el calor del corazón. La venta
relación es la suma de ambos, y es que la relación está basada en una conexión
emocional con una base de respeto por los números. Es el punto medio entre lo subjetivo
y lo racional.
El vendedor es
la ventana por la cual el comprador observa nuestra empresa. ¿Hay suficiente cercanía? ¿Existe confianza entre comprador-vendedor? Es que son
las personas las que agregan valor a nuestra empresa y no sólo los números
relacionados a ellos. El valor agregado está en cuanto aportamos en los
ladrillos para la estrategia de nuestro cliente y no al revés. La historia de
éxito para ambos es la importante. A pesar de ser esto tan simple de entender
todavía tenemos KAMS que lo primero que muestran son su tarifario o catálogo.
Eso es como mostrar los dientes antes de la primera relación de Drácula. ¡Sólo
quiero tu sangre! Aunque parezca increíble aún existen empresas que tienen ese
tipo de ejecutivos: Motivados sólo por la sangre.
Cuando me reúno
con los nuevos ejecutivos que estamos entrenando como KAMs y les pregunto por cosas tan simples como: ¿Cuál es
el cumpleaños de tu cliente? ¿Dónde le gusta vacacionar? ¿Cuál es su necesidad
más importante? ¿Cuéntame sobre su estrategia para los siguientes meses?
Algunos me miran como si hubiese cambiado de idioma al ruso. Parece más al
chino y me responden con la última cotización que le enviaron, numérica, llena
de descuentos e impersonal. Es una
película más parecida a la de Bram Stoker de Drácula que a la misma de
Terminator de James Cameron. Aunque no lo crean, aún hay por ahí KAMS recorriendo
las calles como la serie de “walking
dead” en búsqueda de cerebros y que van colocando sus tarifarios sobre la mesa
de sus clientes.
Un buen KAM
invierte el 80% de su tiempo relacionándose, escuchando y estructurando historias
de éxito junto con sus clientes. Luego sólo dedica un 20% en expresar su
propuesta de valor y cerrar la venta. Debemos
de interesarnos por la historia de nuestro cliente, conectar con él y entregar valor en nuestra propuesta. Son las
personas y la conexión emocional las que crea valor y no la venta
transaccional. La transacción no aporta valor, la historia de valor construida
en forma conjunta es la base de la relación futura continua. Sin personas no
hay valoración y por eso el KAM es parte fundamental de la relación
cliente-empresa.
Requerimos de líderes
profesionales bien entrenados, no máquinas ni zombis en busca de cerebros y transacciones.
Ya no hay lugar para vendedores improvisados, es una era de venta relacional y
para eso hay que estar muy bien entrenados.
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