Una carrera Universitaria

Al finalizar el colegio tenemos la necesidad de escoger una carrera universitaria. Luego es necesario realizar un post-grado y finalmente buscar una especialización para poder encontrar trabajo. Es una carrera continua llena de exigencias. No se puede parar. No hay posibilidad de bajar la velocidad.

En esta carrera, no estamos solos. Todos empujan. Muchos compiten por pocos puestos. Siempre está resaltado que sólo los mejores tendrán asegurado el éxito. La estructura social hace un filtro donde algunos por inteligencia y otros recursos son relegados. No todos llegan a la cima. Al igual que la naturaleza tiene sus mecanismos de selección natural, la sociedad se ha encargado de colocar varios de selección artificial.

Somos lo que somos por el proceso de selección natural  expuesto por Darwin en 1859 en su teoría de la evolución biológica. En su tiempo, esto fue probablemente la idea más revolucionaria propuesta y no sólo causo una gran polémica sino burlas a su creador. Por otro lado, la evolución social y económica plantea distintos retos pero bajo el mismo tipo de premisas de supervivencia y selección.

En Esparta se había instaurado la eugenesia que era el sistema donde una asamblea examinaba cada niño nacido y se aseguraban que no tuviera ningún defecto físico. Si algunos de estos recién nacidos no cumplía con lo que estrictamente deseaban los parámetros eran abandonados  en el campo a merced de las fieras o se les dejaba caer en un abismo.
Desde la visión de la sociedad espartana esto no era maldad sino una manera de asegurar la continuidad de todos los que quedaban. Estos exámenes de selección y posterior entrenamiento de los jóvenes sólo tenían como objetivo lograr formar a los mejores guerreros que aportasen a la sociedad. Era una cuestión de supervivencia social.

Es posible que esto nos parezca cruel. Desde una visión moderna, moral, ética y de reglamentación de derechos humanos esto es inaceptable. Lo bueno y malo, solo es bueno y malo dependiendo del contexto. Sin embargo, aun así, no estamos tan lejos de ser una sociedad espartana en nuestro tipo de  selección artificial.


Diferenciamos colegios, zonas de estudio, clases sociales, universidades y lugares de trabajo. Colocamos filtros en exámenes de inteligencia, conocimiento y  psicológicos, además de las cuotas de ingreso, tarifas, pagos fijos, asociaciones de padres o estudiantes, pagos por libros, etc. Todos tienen el derecho de estudiar en una buena universidad si es que tiene el dinero para hacerlo. Por otro lado, es necesario tercio superior, contactos, amistades, formas de hablar y vestir, y todo está implícita o explícitamente normado. La selección artificial sigue en curso y es objetivamente cruel. No todos pasan el filtro porque sólo hay lugar para pocos y no todos los llamados son elegidos. No basta ser bueno, sino solo es suficiente ser el mejor. La selección espartana sigue activa, los mejores siguen y el resto queda a merced del mercado o caen en algún tipo de abismo social. 

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