El potencial del equipo
Nunca
subestimes el poder del equipo. El potencial de un equipo no tiene límites y es
infinito. El líder es el que determina el potencial máximo de un equipo y
delimita lo que es capaz de hacer.
“El límite está en lo que uno cree que
no puede hacer y no en lo que uno es capaz de hacer. La mente lo es todo.”
Un
grupo es un número de persona actuando juntas. Un equipo es una unidad conformada
por personas actuando sincronizadamente. Actuar con sincronía es moverse armónicamente
como una buena melodía. El resultado de un equipo siempre será mejor que el
resultado de un grupo. El resultado de un grupo siempre será igual o menor que
su suma de esfuerzos. El resultado de un equipo siempre será igual o mayor que
la suma de sus esfuerzos.
“El potencial del equipo se libera
cuando se armoniza y crea una melodía al actuar. La música se escucha en cada
una de sus acciones.”
El
potencial del equipo está centrado en la sincronización de sus partes. La armonía
de pensamiento y objetivos comunes otorgan una fuerza superior.
El
líder trasmite las señales correctas para que los individuos se conviertan en
colectivo. Sin señales correctas no hay equipo. Muchas señales son como pocas
señales. Pocas señales son mejores que
muchas señales inconsistentes. Un líder unifica a su equipo mediante señales.
La comunicación es indispensable. No hay
equipo sin comunicación desde el líder hacia el equipo. La comunicación dentro
del equipo siempre debe de estar alineada con la de líder. Una comunicación no
alineada causará caos y confusión. Caos y confusión debilita al equipo.
El
líder está atento a la comunicación y trabaja constantemente en ella. Sabe que
es una pieza fundamental en la dirección y potencia que tomarán. La
comunicación amalgama al equipo y libera su potencial.
“Los virtudes individuales refuerzan al
equipo. Las debilidades individuales lo debilitan.”
El
líder trabaja en los detalles de los individuos. Nunca se trabaja los detalles
en grupo. Potenciar al más hábil y refuerzo al más débil. Los detalles se
trabajan individualmente y se potencian en grupo. El líder sabe que su equipo
está compuesto de habilidades individuales y sincronía grupal.
“La velocidad de la manada está marcada
por la velocidad del más lento.”
El
líder acelera al más lento o elimina al más lento. Nunca permite que el más
débil o lento sea el que dé el ejemplo. El más lento retrasa la velocidad del
equipo y da un mal ejemplo. Es responsabilidad del líder potenciar al equipo liberándolo
de los menos eficientes. En un buen equipo solo se quedan los más eficientes. El potencial del equipo está
marcado por habilidades compartidas y no por defectos ocultados.
“Quién sabe a dónde va puede acelerar el
paso. Quien no sabe a dónde va es mejor que quede parado.”
Cuando
otorgamos al equipo una única meta, un único enemigo o un solo propósito supremo
el equipo siente la necesidad de acelerar. Esta aceleración es interna. La
aceleración parte de adentro hacia afuera. La aceleración nunca debe de ser de
afuera hacia adentro. La presión parte del interior de cada individuo como una
consigna. El interior individual potencia al interior colectivo para actuar.
Cuando sucede esto no es necesario el látigo que empuja sino sólo una mano que
guía. El buen líder sabe esto y trabaja incasablemente en controlar la energía
de su equipo otorgándole una meta clara, comunicación constante y motivadores
internos.
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