Las mejores explicaciones son las que tienen menos palabras

LA POTENCIA DE LO SIMPLE

"Las mejores explicaciones son las que tienen menos palabras." 

Los guerreros espartanos aprendían a decir las cosas de la manera más exacta, concentrar ideas y lograr que cada frase fuera tan incisiva como el aguijón de las abejas que estaban pintadas en sus escudos de combate.
En Esparta la educación retorica estaba orientada a formar en la máxima economía expresiva, hasta el punto de hacer proverbial la concisión espartana al hablar (LACONISMO). Se esperaba del joven que llegara a expresar sus ideas con solidez, pero de forma breve y mordaz, al mismo tiempo que con gracia. Austeros en su comportamiento, debían serlo también en la conversación. 

“Del escuchar procede la sabiduría, y del hablar el arrepentimiento.” (Proverbio italiano).

Un ejecutivo espartano usa su facilidad verbal y sus habilidades persuasivas si le es útil para alcanzar sus objetivos. Es un comunicador eficiente pero esto no implica hablar mucho sino ser preciso en lo que dice. 
Escuchar atentamente es hablar en silencio con el alma. Muchas palabras no hacen una buena conversación. Mucho es poco. Poco es mucho.

El que está atento aprende del distraído. El hablador se concentra en lo que va a decir que desecha lo que está escuchando. La sabiduría se centra en recepción más que en emisión. “Di que no sabes y te enseñaran hasta que sepas. Di que sabes y te preguntarán hasta que no sepas.”


El ejecutivo espartano centra su poder en el análisis integral del escuchar, observar y sentir. Todo le habla alrededor. Todo pequeño detalle no verbal agrega conocimiento de su interlocutor. El habla es sólo el 20% de lo requerido como información. Hasta la pausa en la respiración de la persona que está al frente habla de forma inconsciente. 

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