La zona de confort NO debe de ser la inmovilidad sino la velocidad

"La velocidad eficiente no es sinónimo de improvisación sino de planificación." 

Ser rápido no quiere decir ser improvisado. La velocidad debe de estar soportada por planes estratégicos. Velocidad sin planes estratégicos es caos. Un buen ejecutivo cuida tanto de la velocidad como de la dirección.
Una planificación perfecta puede convertirse en imperfecta con una mala ejecución. Una buena estrategia se puede quebrar en la ejecución. En la ejecución se gana o se pierden las estrategias.

Preparación previa y éxito tienen correlación positiva. Los corredores de autos de fórmula uno se preparan por años para ser veloces. No se trata de saltar a la pista y tan sólo acelerar. Hacer esto es estrellarse en la primera curva. Un piloto de fórmula uno tiene que prepararse física y mentalmente. A alta velocidad se siente la presión en el cuerpo, la posición es incómoda ya que los brazos van pegados al cuerpo en un espacio estrecho. La fuerza centrífuga de las curvas a velocidades de más de 290 kilómetros por hora  presiona sobre los 5G la cabeza. La preparación es muy importante no sólo para el éxito sino también para la supervivencia.

"La zona de confort NO debe de ser la inmovilidad sino la velocidad."

La zona de conforte debe de existir pero debe de ser temporal. Un equipo no puede estar en constante tensión. Un equipo no debe de acostumbrase a una zona de confort. Demasiado tiempo en la zona de tensión genera equipos desgastados y desmotivados. Un excesivo tiempo en la zona de confort genera equipos lentos e ineficientes. Un buen líder sabe cuándo acelerar a su equipo y cuando hacerlo relajarse y descansar.

El tiempo es nuestra creación y medición de competitividad. La presión en un buen automóvil es eficiencia. Un Lamborghini con un motor de 10 cilindros en V, con 5.0 litros de cilindrada y 500 CV de potencia a 7800 rpm sobrepasa los 315 k/h sin estresarse.  Igual es un equipo bien preparado y entrenado. El stress del equipo es inversamente correlacionado a su nivel de preparación y entrenamiento. Un equipo eficiente gozará de la presión y pedirá más ya que sabe que sabe que su mejor rendimiento está en la alta velocidad. Un equipo mal entrenado, se quebrará y pedirá un descanso.

La ley de la preparación completa se cumple cuando el equipo trabaja sin trabajar, rinde sin esforzarse y alcanza sus objetivos gozando con cada implementación realizada. Los retos son parte del oxígeno del equipo y este se alimenta de ellos. El entrenamiento físico y mental es vital para alcanzar este nivel de satisfacción en la gestión diaria. Lo que parte de adentro, es parte de cada uno. Lo que parte de afuera, siempre será algo impuesto.



El buen líder sabe que en sus manos está la fortaleza de su equipo. Cuando la preparación y motivación que le da a su equipo es débil, su equipo será débil. Cuando la preparación y motivación que le da a su equipo es potente, su equipo será potente. En sus manos está el éxito de su equipo y por lo tanto el de sus planes que implemente a través de ellos.

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