El trabajo en equipo


“Un equipo unido tiene siete veces más fuerza que un grupo siete veces mayor.” 

Para los guerreros espartanos su equipo es su fortaleza. Esparta mantuvo la preponderancia en Grecia durante el siglo V antes de Cristo. Ello fue consecuencia del desarrollo de una nueva forma de ataque que consistía en el empuje frontal en grupo, una masa de guerreros dotados una gran potencia y consistencia. El hoplita no era un guerrero que presentaba combate en solitario, como sucedía con los héroes de la guerra de Troya, sino que avanzaba en formación cerrada, codo con codo, sin dejar espacios entre los hombres, en densas filas de lanzas y escudos. La unión multiplica siempre la fuerza.

“Maniobrar con un ejército es ventajoso. Maniobrar con una multitud indisciplinada, es peligroso. “
(Sun-Tzu)

El orden es potencia. La indisciplina debilidad. Un buen líder sabe que su fuerza es la de su equipo. Elige con concentración a cada uno de sus miembros y le dedica tiempo a su entrenamiento. Resalta las intenciones, refuerza los esfuerzos y premia los logros. El sistema de recompensas marca legiblemente el camino a ser recorrido. Los castigos los guarda para casos especiales. Los elogios los hace en público, los castigos siempre de forma individual. . Adrian Gostick y Chester Elton en su libro “El Principio de la zanahoria” resaltan que la característica central de los gerentes más exitosos es su capacidad de proveer a sus empleados de reconocimiento más frecuente y efectivo. En este texto ilustran que la relación entre reconocimiento y mejora en los resultados de los negocios es altamente predecible.


Sin embargo, reconocimiento y premio no son lo mismo. El reconocimiento impacta en lo interno, el premio es externo. Puede trabajarse ambos motivadores para alcanzar más impacto pero las dosis deben de ser distintas. La proporción de reconocimiento y premio no debe de ser menor de siete a uno. Los reconocimientos son palabras o gestos entregados en el momento correcto que buscan reforzar un comportamiento adecuado. Un premio puede ayudar a reforzar este reconocimiento si es entrado posteriormente y no condicionado a una conducta anticipada.

El equipo debe de ser disciplinado por principio no por excepción. Un premio debe de ser la excepción. Muchos premios crean la necesidad de más estímulos externos y por lo tanto pueden llevar a la indisciplina.  Los estímulos externos siempre serán temporales mientras que los estímulos internos siempre más duraderos. Como una droga, los premios pueden crear adicción si se aplican de forma constante e indiscriminada. Al dejar de recibirlos los equipos motivados por premios pierden el estímulo  y generan indisciplina y caos.

Un miembro indisciplinado deja de ser útil y se vuelve un mal ejemplo para otros. El equipo es tan débil como su miembro más indisciplinado. El líder es tan débil como el más débil de su equipo. El líder es tan ineficiente como el más ineficiente de su equipo. Un buen líder, por el bienestar de todos, es duro e inflexible ante la mala actitud y miembros indisciplinados.

Cuando la disciplina es parte de la cultura, no son necesarias las palabras o las leyes para mantener el orden. Por eso, debes de invertir tiempo en la selección y más tiempo en el entrenamiento. Mientras más entrenado esté tu equipo más fuerte serás como líder.

El ejecutivo espartano tiene puño de hierro en guante de seda. Posee la habilidad de ganarse el respeto y la confianza de las personas. Sus palabras tienen que llegar con la armonía de una sinfonía y las correcciones con la contundencia de un rayo. La duda no ayuda a construir. Konosuke Matsushita fundador de Matsushita Electric Industrial Company era duro en impartir disciplina en la ejecución de sus decisiones y sin embargo mantenía un respecto integral a todos sus trabajadores. En 1929 cuando estalló la gran depresión, mientras otras empresas aplicaban despidos masivos el mantuvo a la mayoría de sus empleados respetándoles su salario. Si había poca producción enviaba a sus obreros a buscar nuevos clientes y vender los productos. De esta manera impedía tener personal improductivo y les permitió ganar aún algo más de dinero. Cuando volvió la época de bonanza, su empresa se convirtió en una de las más grandes de Japón.

El equipo exige del líder la seguridad de la decisión aunque el error en esta sea una posibilidad. Lo que no perdona el equipo es la indecisión del líder. El líder tiene la obligación y responsabilidad de cargar con la seguridad a cuestas. La seguridad en las decisiones en tiempos de incertidumbre es lo que más se valora en un líder.

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